Esta dualidad crea un reparto de roles y de ingresos específico en la industria:
El compositor es el creador intelectual de la obra. Su función es escribir la música y la letra.
Ingresos Principales: Recibe principalmente Royalties Editoriales (Publishing Royalties). Esto incluye:
Mecánicos: Por cada copia de la grabación vendida o reproducida interactivamente (streaming).
Ejecución Pública: Por cada vez que la composición suena en radio, televisión, bares, etc.
Sincronización: El pago por la licencia para usar la composición en cine, TV o publicidad.
El artista es la persona que ejecuta o canta la composición en la grabación.
Ingresos Principales: Recibe una porción de los Royalties de la Grabación Maestra, típicamente a través de un contrato con el sello discográfico. También puede recibir Derechos Conexos de Ejecución Pública por la difusión de la grabación (no por la composición, sino por la interpretación grabada) que en muchos países es recaudado por una entidad separada (como SoundExchange en EE. UU. o la parte de artistas/productores de las entidades locales).
El productor fonográfico es la entidad que organiza, financia y posee la grabación final.
Ingresos Principales: Recibe el porcentaje más grande de los Royalties del Master. Estos ingresos provienen directamente de las ventas de discos, las descargas y el pago que hacen las plataformas de streaming por la reproducción del archivo de audio. Es el dueño de la "cinta" o el archivo digital final.
Conclusión sobre la Dualidad
Es vital entender que, si tú eres un artista independiente que compone, canta y produce su propia música, tú eres el titular de ambos derechos (Composición y Master). Esto significa que debes registrarte en ambas esferas (como compositor y como dueño del master/sello) para cobrar el 100% de los ingresos que tu canción genera. Si firmas con un sello, cedes el Master, y si firmas con una editorial, cedes el Publishing.